sábado, 28 de abril de 2012

Una ficción: La realidad


Narraciones

Hace bastante tiempo creo que la realidad es compleja, pero no en sí misma, claro, es la humanidad y su cultura  la que la hace compleja, es más, sin ésta no hay concepto de realidad. Es la humanidad la  que construye su realidad, y así se construye a sí misma como humanidad o como proyecto de humanidad. Ahora, la humanidad no sólo construye o inventa su realidad, sino que luego la interpreta, y finalmente vuelve a inventar la realidad construida al narrarla. Al pensar en esto nos damos cuenta de que es bastante difícil decir que algo -cualquier cosa que pretenda realidad- es real y verdadero. Aunque no todo es relativo. Entre lo blanco y lo negro hay grises, pero de ninguna manera es todo gris.
En fin, comenzamos a entender los peligros de hablar de “la realidad”. El significado común  de este concepto lo hay que abandonar, la unidad a que refiere es falsa, ya que cada mirada (ser humano,  comunidad, sociedad, etc.) puede experimentar una realidad distinta y hasta muchas realidades. Y cuando es una voz la que narra esa mentira: “LA” realidad, lo hace con un interés y una finalidad determinadas, una perspectiva particular del hecho y allí el peligro es demasiado, en tanto la ficción investida de realidad termina siendo no más que un cuento, un relato en el cual se maximizan o minimizan, se castigan o elogian, se remarcan o se obvian algunos hechos individuales o sociales según la interpretación, el interés y el fin de aquél o  aquellos que domine/n los parlantes, los medios de la información. Si éstos detentan el poder para  contar su cuento en el medio  más eficiente para ser escuchados, mayor será la posibilidad de que las masas[1] lo crean válido y “real”. He aquí el peligro concreto de que las personas crean “las realidades” que les cuentan, y no sepan verlas, experimentarlas e interpretarlas ellos  mismos. Esta alienación no puede romperse o eliminarse a corto plazo, por lo menos en una mirada a priori, porque por más que presenciemos un hecho no lo interpretaremos sin remitir a las narraciones anteriores en un acto intertextual básico. Lo que sí se puede hacer, es reflexionar críticamente esta intertextualidad, pero para comenzar a limar  la distorsión interpretativo que nos oprime y que sufrimos, primero,  al mismo tiempo, es necesario  sumar distintas voces, interpretaciones (con sus  intereses y fines), de los hechos sociales, para combatir los intereses detrás de las interpretaciones de la realidad que construyen los medios masivos,  portavoces de la clase dominante y en el caso más ingenuo, portadores inconscientes de la ideología dominante, es decir la de la clase explotadora y dominante, la burguesía. 
Para ir a un ejemplo concreto de cómo una interpretación con intencionalidad política y social y con el fin de persuadir a las masas  se lleva a cabo paulatinamente veremos lo que sigue:
   Cuando un producto alimenticio está en mal estado para el consumo humano, no se lo maldice al mismo, ni se lo maltrata o se lo castiga con odio y toda la necedad posible; si no que, lógica y sensatamente se busca al o a los responsables para que respondan por su ineptitud, corrupción o mal ejercicio de su labor,  y  a su vez al sistema regulador o institución responsable de controlar la buena voluntad y eficiencia de tal producto o trabajo final.  
Ahora, por qué cuando se trata de personas o ‘malvivientes’ -término agresivo y despectivo que suelen utilizar nuestros medios de comunicación y sus periodistas profesionales, educados y de bien-,  o gente que cae en la adicción a la droga y la delincuencia por cuestiones de índole social, que por lo tanto competen a la sociedad, a ellos sí se los castiga idiota e inútilmente, sin otro fin y medio que la venganza, la expresión el odio y la impotencia por una existencia infeliz y pusilánime,  con violencia por la violencia y sobre todo con maldad. Por qué no se busca lógica y sensatamente a los responsables de que estas personas, en su gran mayoría sin educación y condiciones sociales favorables, haya caído en la adicción a la droga o en la delincuencia, es decir, por qué no se busca la causa profunda de tal fenómeno: la ineficiencia deliberada del Estado en materia de educación, la ausencia de políticas de Estado para eliminar el hambre y las desigualdades sociales, la falta de vivienda y de trabajo,  la permisión  Estatal -no cabe otro calificativo[2]. Es sencillo y claro, si no se atacan esos puntos será imposible mejorar la situación, sólo se matará, castigará, torturará en vano- o con una funcionalidad macabra- a una generación de jóvenes que no son culpables de haber nacido marginados,  y con mala educación y mala enseñanza[3], los cuales son productos sociales y por lo tanto la responsabilidad no puede recaer sobre individuos particulares, pero sí  toda ésta desigualdad, irresponsabilidad y necedad del Estado  es responsabilidad justamente, en una sociedad con Estado, del Estado y de la sociedad toda, que no se hace cargo de sí misma, al comprobar día a día que el sistema representativo sólo sirve para empollar culos, acumular patrimonios y obedecer a la clase dominante y sus intereses,  con raras excepciones que confirman una regla: la inutilidad del sistema jerárquico representativo del Estado.

Para cerrar abriendo
Para finalizar esta pequeña reflexión, me pregunto cuál es la razón por la que en una situación se actúa sensatamente y en otra no, quitando las diferencias evidentes en lo referente a las sensaciones en juego y al compromiso emotivo de uno y otro caso citados en el texto, el del alimento y el del “malviviente” o persona a la cual una sociedad de privilegios, es decir exclusiones[4] le prohíbe el futuro, le arruina la vida, las ilusiones, los sueños, y esos jóvenes pueden ser el hijo de cualquier trabajador. Entonces, se debe tener en claro que ninguna persona nace “malviviente”, es la sociedad  y la familia (¿pero entonces habrá que modificar el sistema familiar vigente que se ha conformado hace algunos siglos en la sociedad occidental?) la que le da una mala educación, pero con la creencia irracional de que es la “mejor educación” posible para esta persona (justificación de este discurso: “y qué querés, mirá en qué villa vive”); y son los integrantes de la misma sociedad, los que construyen a la sociedad. En esta sociedad jerárquica, sólo algunos, (supuestamente con el poder del voto popular) tienen la legalidad y la “autoridad” para tomar decisiones sobre toda la sociedad, y son los que construyen las condiciones  sociales en que viven los integrantes de la sociedad. Entonces, teniendo en cuenta esto último,  vemos que a algunos de los integrantes de la sociedad se los denominará “malvivientes”, para culparlos y criminalizarlos a ellos mismos, cuando es la sociedad la que construye el  malvivir para éstos[5].
Los  medios masivos de comunicación,  canales de aire y cable, radios Am y Fm, y en el Internet, es decir cualquier medio con llegada masiva, éstos configuran el monopolio del único sentido, la única voz avasalladora. Aunque sean muchos canales, la gran mayoría difunden las mismas noticias y los mismos discursos pintados de prejuicios y principios fascistas, reaccionarios y represivos, salvo excepciones que como se dijo anteriormente son la confirmación de la regla. Los medios de información, son utilizados por los narcotraficantes, el gran empresariado..  el poder económico capitalista, y el único interés real de la burguesía: el privilegio y/o la conservación de éste.
Todos ellos son los que contribuyen a la creación de “la realidad” ficticia,  a  la conformación de una “realidad” inexistente, que intenta ser irrefutable con datos empíricos y videos reales, pero que son solo una pequeño fragmento de todo lo que acontece en nuestra sociedad y en el mundo; y además esos videos están descontextualizados, opinados, interpretados, recortados selectivamente a priori, es decir armados, entonces, ficcionales. Así se configura “una realidad”   funcional a una sociedad-rebaño, dividida y que reproduce las desigualdades y el sistema de privilegios y exclusividades, las que no son más que marginación y exclusión[6].
Concluyendo, esta  abrumadora ola de nominaciones ideológicas como “malvivientes”, responde a una lógica de confrontación, una lógica de oposición binaria:  “malviviente” término que por su uso constante y descalificación intrínseca, concentra una connotación de “el mal”, el mal social individualizado y fragmentado en distintos individuos, entonces por metonimia[7], esta connotación pasa del término, que generaliza a  las personas concretas, que luego, sólo por vestirse de una determinada manera, están connotadas con ese mote del malvivir,  quizá no explícitamente, pero sí en el inconsciente colectivo. Como éste, podemos ver quizás su opuesto, que es “el héroe” (el bienviviente),  la persona que devuelve los mil pesos que se encontró en algún lado, el policía que ayuda a una señora a dar a luz, el que ajusticia a un malviviente, el que paga sus impuestos, el que respeta y cree en la jerarquía, etcétera. Por el contrario, el término héroe no generaliza, sino que hiper individualiza y concentra la característica que connota en una o unas persona/s determinadas. Además, en esta narración los personajes (porque no son personas, ya que se trata de un discurso y de una narración de los medios masivos) son planos, es decir, “el héroe” será  a partir de su nominalización siempre “héroe”, el “malviviente” será siempre “malviviente”, no hay cambio.
Ahora, es para aclarar que si decimos que las oposiciones binarias son ficcionales, ¿vale pretender que existen sólo dos realidades, las de un bando y las de otro? Rotundamente No. Hay tantas realidades como experiencias posibles sobre los hechos sociales, naturales y demás  índoles.
Así, se configuran  narraciones que se incorporan en la psicología de las personas que no cuestionan las interpretaciones de ese invento “la realidad” que les llega en los mensajes masivos  de los medios de comunicación burgueses y/o funcionales a éstos. Y una persona que ve la programación de la televisión en general y en especial los “noticieros”, es decir, la narración y ficción que éstos construyen en su discurso y transmiten acerca de esa mentira llamada “realidad”, quizá, al salir a la calle no vea personas, sino personajes creados por el narrador-medio de comunicación, que responde a intereses burgueses, es decir, a fragmentar, desinformar, mentir y mantener en la ignorancia a los pueblos, porque una humanidad no pensante es una que no puede luchar por su libertad, o por lo menos,  ¿no cree usted que es algo que debemos pensar?



[1] Masas alienadas de su condición de humanidad: es decir, por ejemplo, de su libertad incondicional ly natural a interpretar cada uno por sí mismo la realidad o los hechos individuales o sociales, sin necesitar la narración ficcional  que acompaña los hechos al ser ‘contados’ por aquel que posee la “voz” dominante.
[2] ¿No hay otro calificativo? Ahhh ¡si!: participación  en mafias  y corrupción en lo concerniente a las droga y al tráfico de personas y de armas –sin el tráfico de armas sería difícil la proliferación en de tal elemento en la sociedad.
[3]  Consideramos que aunque haya enseñanza, no basta para que haya buena enseñanza. Además  hay muchos argentinos aunque ingrese  al sistema educativo del Estado no realiza aprendizajes significativos y constructivos.
[4]  Porque siempre, donde hay un sólo privilegio, en cualquier situación, hay  exclusión y  desigualdad.
[5] En algunos casos, la discriminación  se generaliza y pasa ya a niveles de estupidez increíbles, cuando se discrimina a las personas que escuchan determinada música, o visten de manera determinada, o viven en regiones especificas, es decir, se pasa a considerar  malvivir a escuchar música, vestirse y tener una vivienda donde se pueda.
[6] Lo que es “exclusivamente para pocos”, no es para los demás, para los muchos, que son excluidos.
[7]  Usando una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de algún significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo.

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