Narraciones
Hace bastante tiempo creo que la
realidad es compleja, pero no en sí misma, claro, es la humanidad y su
cultura la que la hace compleja, es más,
sin ésta no hay concepto de realidad. Es la humanidad la que construye su realidad, y así se construye
a sí misma como humanidad o como proyecto de humanidad. Ahora, la humanidad no
sólo construye o inventa su realidad, sino que luego la interpreta, y
finalmente vuelve a inventar la realidad construida al narrarla. Al pensar en
esto nos damos cuenta de que es bastante difícil decir que algo -cualquier cosa
que pretenda realidad- es real y verdadero. Aunque no todo es relativo. Entre
lo blanco y lo negro hay grises, pero de ninguna manera es todo gris.
En fin, comenzamos a entender los
peligros de hablar de “la realidad”. El significado común de este concepto lo hay que abandonar, la
unidad a que refiere es falsa, ya que cada mirada (ser humano, comunidad, sociedad, etc.) puede experimentar
una realidad distinta y hasta muchas realidades. Y cuando es una voz la que narra esa mentira: “LA”
realidad, lo hace con un interés y una finalidad determinadas, una perspectiva
particular del hecho y allí el peligro es demasiado, en tanto la ficción
investida de realidad termina siendo no más que un cuento, un relato en el cual
se maximizan o minimizan, se castigan o elogian, se remarcan o se obvian
algunos hechos individuales o sociales según la interpretación, el interés y el
fin de aquél o aquellos que domine/n los
parlantes, los medios de la información. Si éstos detentan el poder para contar
su cuento en el medio más eficiente
para ser escuchados, mayor será la posibilidad de que las masas[1]
lo crean válido y “real”. He aquí el peligro concreto de que las personas crean
“las realidades” que les cuentan, y
no sepan verlas, experimentarlas e interpretarlas
ellos mismos. Esta alienación no
puede romperse o eliminarse a corto plazo, por lo menos en una mirada a priori,
porque por más que presenciemos un hecho no lo interpretaremos sin remitir a
las narraciones anteriores en un acto intertextual básico. Lo que sí se puede
hacer, es reflexionar críticamente esta intertextualidad, pero para comenzar a
limar la distorsión interpretativo que
nos oprime y que sufrimos, primero, al
mismo tiempo, es necesario sumar distintas
voces, interpretaciones (con sus
intereses y fines), de los hechos sociales, para combatir los intereses
detrás de las interpretaciones de la
realidad que construyen los medios masivos,
portavoces de la clase dominante y en el caso más ingenuo, portadores
inconscientes de la ideología dominante, es decir la de la clase explotadora y
dominante, la burguesía.
Para ir a un ejemplo concreto de
cómo una interpretación con intencionalidad política y social y con el fin de
persuadir a las masas se lleva a cabo
paulatinamente veremos lo que sigue:
Cuando un producto alimenticio está en mal estado para el consumo
humano, no se lo maldice al mismo, ni se lo maltrata o se lo castiga con odio y
toda la necedad posible; si no que, lógica y sensatamente se busca al o a los
responsables para que respondan por su ineptitud, corrupción o mal ejercicio de
su labor, y a su vez al sistema regulador o institución
responsable de controlar la buena voluntad y eficiencia de tal producto o
trabajo final.
Ahora, por qué cuando se trata de
personas o ‘malvivientes’ -término agresivo y despectivo que suelen utilizar
nuestros medios de comunicación y sus periodistas profesionales, educados y de
bien-, o gente que cae en la adicción a la droga y la
delincuencia por cuestiones de índole social, que por lo tanto competen a la
sociedad, a ellos sí se los castiga idiota e inútilmente, sin otro fin y medio
que la venganza, la expresión el odio y la impotencia por una existencia
infeliz y pusilánime, con violencia por
la violencia y sobre todo con maldad. Por qué no se busca lógica y sensatamente
a los responsables de que estas personas, en su gran mayoría sin educación y
condiciones sociales favorables, haya caído en la adicción a la droga o en la delincuencia, es decir, por qué no
se busca la causa profunda de tal fenómeno: la ineficiencia deliberada del
Estado en materia de educación, la ausencia de políticas de Estado para
eliminar el hambre y las desigualdades sociales, la falta de vivienda y de
trabajo, la permisión Estatal -no cabe
otro calificativo[2]. Es sencillo y claro, si
no se atacan esos puntos será imposible mejorar la situación, sólo se matará,
castigará, torturará en vano- o con una funcionalidad macabra- a una generación
de jóvenes que no son culpables de haber nacido marginados, y con mala educación y mala enseñanza[3],
los cuales son productos sociales y por lo tanto la responsabilidad no puede
recaer sobre individuos particulares, pero sí toda ésta desigualdad, irresponsabilidad y
necedad del Estado es responsabilidad
justamente, en una sociedad con Estado, del Estado y de la sociedad toda, que
no se hace cargo de sí misma, al comprobar día a día que el sistema
representativo sólo sirve para empollar culos, acumular patrimonios y obedecer
a la clase dominante y sus intereses, con raras excepciones que confirman una regla:
la inutilidad del sistema jerárquico representativo del Estado.
Para cerrar abriendo
Para finalizar esta pequeña
reflexión, me pregunto cuál es la razón por la que en una situación se actúa
sensatamente y en otra no, quitando las diferencias evidentes en lo referente a
las sensaciones en juego y al compromiso emotivo de uno y otro caso citados en
el texto, el del alimento y el del “malviviente” o persona a la cual una
sociedad de privilegios, es decir exclusiones[4]
le prohíbe el futuro, le arruina la vida, las ilusiones, los sueños, y esos
jóvenes pueden ser el hijo de cualquier trabajador. Entonces, se debe tener en
claro que ninguna persona nace “malviviente”, es la sociedad y la familia (¿pero entonces habrá que
modificar el sistema familiar vigente que se ha conformado hace algunos siglos
en la sociedad occidental?) la que le da una mala educación, pero con la
creencia irracional de que es la “mejor educación” posible para esta persona (justificación
de este discurso: “y qué querés, mirá en qué villa vive”); y son los
integrantes de la misma sociedad, los que construyen a la sociedad. En esta
sociedad jerárquica, sólo algunos, (supuestamente con el poder del voto
popular) tienen la legalidad y la “autoridad” para tomar decisiones sobre toda
la sociedad, y son los que construyen las condiciones sociales en que viven los integrantes de la
sociedad. Entonces, teniendo en cuenta esto último, vemos que a algunos de los integrantes de la
sociedad se los denominará “malvivientes”, para culparlos y criminalizarlos a
ellos mismos, cuando es la sociedad la que construye el malvivir para éstos[5].
Los
medios masivos de comunicación,
canales de aire y cable, radios Am y Fm, y en el Internet, es decir
cualquier medio con llegada masiva, éstos configuran el monopolio del único sentido, la única voz
avasalladora. Aunque sean muchos canales, la gran mayoría difunden las mismas
noticias y los mismos discursos pintados de prejuicios y principios fascistas,
reaccionarios y represivos, salvo excepciones que como se dijo anteriormente
son la confirmación de la regla. Los medios de
información, son utilizados por los narcotraficantes, el gran empresariado..
el poder económico capitalista, y el
único interés real de la burguesía: el privilegio y/o la conservación de éste.
Todos ellos son los que contribuyen
a la creación de “la realidad” ficticia,
a la conformación de una
“realidad” inexistente, que intenta ser irrefutable con datos empíricos y videos
reales, pero que son solo una pequeño fragmento de todo lo que acontece en
nuestra sociedad y en el mundo; y además esos videos están descontextualizados,
opinados, interpretados, recortados selectivamente a priori, es decir armados, entonces, ficcionales. Así se configura “una realidad” funcional a una sociedad-rebaño, dividida y
que reproduce las desigualdades y el sistema de privilegios y exclusividades,
las que no son más que marginación y exclusión[6].
Concluyendo, esta abrumadora ola de nominaciones ideológicas
como “malvivientes”, responde a una lógica de confrontación, una lógica de
oposición binaria: “malviviente” término
que por su uso constante y descalificación intrínseca, concentra una
connotación de “el mal”, el mal social individualizado y fragmentado
en distintos individuos, entonces por metonimia[7],
esta connotación pasa del término, que generaliza a las personas concretas, que luego, sólo por
vestirse de una determinada manera, están connotadas con ese mote del malvivir, quizá no explícitamente, pero sí en el
inconsciente colectivo. Como éste, podemos ver quizás su opuesto, que es “el héroe” (el bienviviente), la persona
que devuelve los mil pesos que se encontró en algún lado, el policía que ayuda
a una señora a dar a luz, el que ajusticia a un malviviente, el que paga sus
impuestos, el que respeta y cree en la jerarquía, etcétera. Por el contrario,
el término héroe no generaliza, sino que hiper individualiza y concentra la
característica que connota en una o unas persona/s determinadas. Además, en
esta narración los personajes (porque no son personas, ya que se trata de un
discurso y de una narración de los medios masivos) son planos, es decir, “el
héroe” será a partir de su
nominalización siempre “héroe”, el “malviviente” será siempre “malviviente”, no
hay cambio.
Ahora, es para aclarar que si
decimos que las oposiciones binarias son ficcionales, ¿vale pretender que
existen sólo dos realidades, las de un bando y las de otro? Rotundamente No.
Hay tantas realidades como experiencias posibles sobre los hechos sociales,
naturales y demás índoles.
Así, se configuran narraciones que se incorporan en la
psicología de las personas que no cuestionan las interpretaciones de ese
invento “la realidad” que les llega en los mensajes masivos de los medios de comunicación burgueses y/o
funcionales a éstos. Y una persona que ve la programación de la televisión en
general y en especial los “noticieros”, es decir, la narración y ficción que
éstos construyen en su discurso y transmiten acerca de esa mentira llamada
“realidad”, quizá, al salir a la calle no vea personas, sino personajes creados
por el narrador-medio de comunicación, que responde a intereses burgueses, es
decir, a fragmentar, desinformar, mentir y mantener en la ignorancia a los
pueblos, porque una humanidad no pensante es una que no puede luchar por su
libertad, o por lo menos, ¿no cree usted
que es algo que debemos pensar?
[1] Masas alienadas de su condición de humanidad:
es decir, por ejemplo, de su libertad incondicional ly natural a interpretar
cada uno por sí mismo la realidad o los hechos individuales o sociales, sin
necesitar la narración ficcional que acompaña los hechos al ser ‘contados’ por aquel que posee la “voz” dominante.
[2] ¿No hay otro calificativo?
Ahhh ¡si!: participación en mafias
y corrupción en lo concerniente a las droga y al tráfico de
personas y de armas –sin el tráfico de armas sería difícil la proliferación en
de tal elemento en la sociedad.
[3] Consideramos que aunque haya enseñanza, no
basta para que haya buena enseñanza.
Además hay muchos argentinos aunque
ingrese al sistema educativo del Estado
no realiza aprendizajes significativos y constructivos.
[4] Porque
siempre, donde hay un sólo privilegio, en cualquier situación, hay exclusión y
desigualdad.
[5] En algunos casos, la discriminación se generaliza y pasa ya a niveles de
estupidez increíbles, cuando se discrimina a las personas que escuchan
determinada música, o visten de manera determinada, o viven en regiones
especificas, es decir, se pasa a considerar malvivir a escuchar música, vestirse y
tener una vivienda donde se pueda.
[6] Lo que es “exclusivamente
para pocos”, no es para los demás, para los muchos, que son excluidos.
[7] Usando
una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el
desplazamiento de algún significado,
desde un significante hacia otro significante,
que le es en algo próximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario