jueves, 20 de febrero de 2014

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Volveré y seré millones. Después de lasrgos dos años de no publicar, he vuelto y me leerán más seguido. Salud.

Cuánto falta

Siempre habrá un caracolito que camine con su abuela y que vea a todos los animales rebasarlos y reírse de ellos; los que vuelan y los que van por tierra, los más pequeños y los más grandes. Y así pasan, unos y otros, muy rápido y los caracoles van con sus pasitos suaves y lentos, arrastrándose, pues  así avanzan ellos.
Entonces, en un momento el pequeño se decide a hablarle a su abuela. Los moluscos no conversan mucho, se miran más, en cambio; se sienten uno al otro. Pero éste era chiquito  y tenía sus ciertas dudas, así le pregunta a su abuela, que es grande y ha vivido mucho:
- Abu, ¿Cuánto falta?, me estoy cansando y sobretodo, los demás nos pasan o los humanos siempre casi nos pisan.  ¿PorquéAbu… porqué?
Y ella, luego de un tiempo sin contestar, despuésde cinco largos y respirados pasos, le contesta  a su nieto:
- No te aflijas. Los animales corren de un lado aotro y se chocan entre ellos.
Principalmente los humanos, con sus automóviles, oya caminando, no miran  por dónde van, no respetan el paso ni el espaciode los demás, ni el de ellos mismos. Parecen no quererse haciendo rápido, comoun trámite, las cosas más hermosas, y dedicando tiempo a  no pensar, a novivir, a perder el tiempo;  a veces, apurarse es una forma de perderlo.
Obsérvalos, caracolito, se miran entre elloscontadas veces, caminan con los ojos del corazón cerrados, hablan y no seescuchan ni a sí mismos.
No te aflijas, hijito y disfruta el caminar, porqueallí está la vida. A diferencia de todos, nosotros sabemos dónde vamos, aunquea los demás poco les valga. Nosotros vivimos disfrutando el caminar, y a veces,ellos mueren sufriendo el  correr. 
D.S.Z   Junio 2011

sábado, 28 de abril de 2012

Una ficción: La realidad


Narraciones

Hace bastante tiempo creo que la realidad es compleja, pero no en sí misma, claro, es la humanidad y su cultura  la que la hace compleja, es más, sin ésta no hay concepto de realidad. Es la humanidad la  que construye su realidad, y así se construye a sí misma como humanidad o como proyecto de humanidad. Ahora, la humanidad no sólo construye o inventa su realidad, sino que luego la interpreta, y finalmente vuelve a inventar la realidad construida al narrarla. Al pensar en esto nos damos cuenta de que es bastante difícil decir que algo -cualquier cosa que pretenda realidad- es real y verdadero. Aunque no todo es relativo. Entre lo blanco y lo negro hay grises, pero de ninguna manera es todo gris.
En fin, comenzamos a entender los peligros de hablar de “la realidad”. El significado común  de este concepto lo hay que abandonar, la unidad a que refiere es falsa, ya que cada mirada (ser humano,  comunidad, sociedad, etc.) puede experimentar una realidad distinta y hasta muchas realidades. Y cuando es una voz la que narra esa mentira: “LA” realidad, lo hace con un interés y una finalidad determinadas, una perspectiva particular del hecho y allí el peligro es demasiado, en tanto la ficción investida de realidad termina siendo no más que un cuento, un relato en el cual se maximizan o minimizan, se castigan o elogian, se remarcan o se obvian algunos hechos individuales o sociales según la interpretación, el interés y el fin de aquél o  aquellos que domine/n los parlantes, los medios de la información. Si éstos detentan el poder para  contar su cuento en el medio  más eficiente para ser escuchados, mayor será la posibilidad de que las masas[1] lo crean válido y “real”. He aquí el peligro concreto de que las personas crean “las realidades” que les cuentan, y no sepan verlas, experimentarlas e interpretarlas ellos  mismos. Esta alienación no puede romperse o eliminarse a corto plazo, por lo menos en una mirada a priori, porque por más que presenciemos un hecho no lo interpretaremos sin remitir a las narraciones anteriores en un acto intertextual básico. Lo que sí se puede hacer, es reflexionar críticamente esta intertextualidad, pero para comenzar a limar  la distorsión interpretativo que nos oprime y que sufrimos, primero,  al mismo tiempo, es necesario  sumar distintas voces, interpretaciones (con sus  intereses y fines), de los hechos sociales, para combatir los intereses detrás de las interpretaciones de la realidad que construyen los medios masivos,  portavoces de la clase dominante y en el caso más ingenuo, portadores inconscientes de la ideología dominante, es decir la de la clase explotadora y dominante, la burguesía. 
Para ir a un ejemplo concreto de cómo una interpretación con intencionalidad política y social y con el fin de persuadir a las masas  se lleva a cabo paulatinamente veremos lo que sigue:
   Cuando un producto alimenticio está en mal estado para el consumo humano, no se lo maldice al mismo, ni se lo maltrata o se lo castiga con odio y toda la necedad posible; si no que, lógica y sensatamente se busca al o a los responsables para que respondan por su ineptitud, corrupción o mal ejercicio de su labor,  y  a su vez al sistema regulador o institución responsable de controlar la buena voluntad y eficiencia de tal producto o trabajo final.  
Ahora, por qué cuando se trata de personas o ‘malvivientes’ -término agresivo y despectivo que suelen utilizar nuestros medios de comunicación y sus periodistas profesionales, educados y de bien-,  o gente que cae en la adicción a la droga y la delincuencia por cuestiones de índole social, que por lo tanto competen a la sociedad, a ellos sí se los castiga idiota e inútilmente, sin otro fin y medio que la venganza, la expresión el odio y la impotencia por una existencia infeliz y pusilánime,  con violencia por la violencia y sobre todo con maldad. Por qué no se busca lógica y sensatamente a los responsables de que estas personas, en su gran mayoría sin educación y condiciones sociales favorables, haya caído en la adicción a la droga o en la delincuencia, es decir, por qué no se busca la causa profunda de tal fenómeno: la ineficiencia deliberada del Estado en materia de educación, la ausencia de políticas de Estado para eliminar el hambre y las desigualdades sociales, la falta de vivienda y de trabajo,  la permisión  Estatal -no cabe otro calificativo[2]. Es sencillo y claro, si no se atacan esos puntos será imposible mejorar la situación, sólo se matará, castigará, torturará en vano- o con una funcionalidad macabra- a una generación de jóvenes que no son culpables de haber nacido marginados,  y con mala educación y mala enseñanza[3], los cuales son productos sociales y por lo tanto la responsabilidad no puede recaer sobre individuos particulares, pero sí  toda ésta desigualdad, irresponsabilidad y necedad del Estado  es responsabilidad justamente, en una sociedad con Estado, del Estado y de la sociedad toda, que no se hace cargo de sí misma, al comprobar día a día que el sistema representativo sólo sirve para empollar culos, acumular patrimonios y obedecer a la clase dominante y sus intereses,  con raras excepciones que confirman una regla: la inutilidad del sistema jerárquico representativo del Estado.

Para cerrar abriendo
Para finalizar esta pequeña reflexión, me pregunto cuál es la razón por la que en una situación se actúa sensatamente y en otra no, quitando las diferencias evidentes en lo referente a las sensaciones en juego y al compromiso emotivo de uno y otro caso citados en el texto, el del alimento y el del “malviviente” o persona a la cual una sociedad de privilegios, es decir exclusiones[4] le prohíbe el futuro, le arruina la vida, las ilusiones, los sueños, y esos jóvenes pueden ser el hijo de cualquier trabajador. Entonces, se debe tener en claro que ninguna persona nace “malviviente”, es la sociedad  y la familia (¿pero entonces habrá que modificar el sistema familiar vigente que se ha conformado hace algunos siglos en la sociedad occidental?) la que le da una mala educación, pero con la creencia irracional de que es la “mejor educación” posible para esta persona (justificación de este discurso: “y qué querés, mirá en qué villa vive”); y son los integrantes de la misma sociedad, los que construyen a la sociedad. En esta sociedad jerárquica, sólo algunos, (supuestamente con el poder del voto popular) tienen la legalidad y la “autoridad” para tomar decisiones sobre toda la sociedad, y son los que construyen las condiciones  sociales en que viven los integrantes de la sociedad. Entonces, teniendo en cuenta esto último,  vemos que a algunos de los integrantes de la sociedad se los denominará “malvivientes”, para culparlos y criminalizarlos a ellos mismos, cuando es la sociedad la que construye el  malvivir para éstos[5].
Los  medios masivos de comunicación,  canales de aire y cable, radios Am y Fm, y en el Internet, es decir cualquier medio con llegada masiva, éstos configuran el monopolio del único sentido, la única voz avasalladora. Aunque sean muchos canales, la gran mayoría difunden las mismas noticias y los mismos discursos pintados de prejuicios y principios fascistas, reaccionarios y represivos, salvo excepciones que como se dijo anteriormente son la confirmación de la regla. Los medios de información, son utilizados por los narcotraficantes, el gran empresariado..  el poder económico capitalista, y el único interés real de la burguesía: el privilegio y/o la conservación de éste.
Todos ellos son los que contribuyen a la creación de “la realidad” ficticia,  a  la conformación de una “realidad” inexistente, que intenta ser irrefutable con datos empíricos y videos reales, pero que son solo una pequeño fragmento de todo lo que acontece en nuestra sociedad y en el mundo; y además esos videos están descontextualizados, opinados, interpretados, recortados selectivamente a priori, es decir armados, entonces, ficcionales. Así se configura “una realidad”   funcional a una sociedad-rebaño, dividida y que reproduce las desigualdades y el sistema de privilegios y exclusividades, las que no son más que marginación y exclusión[6].
Concluyendo, esta  abrumadora ola de nominaciones ideológicas como “malvivientes”, responde a una lógica de confrontación, una lógica de oposición binaria:  “malviviente” término que por su uso constante y descalificación intrínseca, concentra una connotación de “el mal”, el mal social individualizado y fragmentado en distintos individuos, entonces por metonimia[7], esta connotación pasa del término, que generaliza a  las personas concretas, que luego, sólo por vestirse de una determinada manera, están connotadas con ese mote del malvivir,  quizá no explícitamente, pero sí en el inconsciente colectivo. Como éste, podemos ver quizás su opuesto, que es “el héroe” (el bienviviente),  la persona que devuelve los mil pesos que se encontró en algún lado, el policía que ayuda a una señora a dar a luz, el que ajusticia a un malviviente, el que paga sus impuestos, el que respeta y cree en la jerarquía, etcétera. Por el contrario, el término héroe no generaliza, sino que hiper individualiza y concentra la característica que connota en una o unas persona/s determinadas. Además, en esta narración los personajes (porque no son personas, ya que se trata de un discurso y de una narración de los medios masivos) son planos, es decir, “el héroe” será  a partir de su nominalización siempre “héroe”, el “malviviente” será siempre “malviviente”, no hay cambio.
Ahora, es para aclarar que si decimos que las oposiciones binarias son ficcionales, ¿vale pretender que existen sólo dos realidades, las de un bando y las de otro? Rotundamente No. Hay tantas realidades como experiencias posibles sobre los hechos sociales, naturales y demás  índoles.
Así, se configuran  narraciones que se incorporan en la psicología de las personas que no cuestionan las interpretaciones de ese invento “la realidad” que les llega en los mensajes masivos  de los medios de comunicación burgueses y/o funcionales a éstos. Y una persona que ve la programación de la televisión en general y en especial los “noticieros”, es decir, la narración y ficción que éstos construyen en su discurso y transmiten acerca de esa mentira llamada “realidad”, quizá, al salir a la calle no vea personas, sino personajes creados por el narrador-medio de comunicación, que responde a intereses burgueses, es decir, a fragmentar, desinformar, mentir y mantener en la ignorancia a los pueblos, porque una humanidad no pensante es una que no puede luchar por su libertad, o por lo menos,  ¿no cree usted que es algo que debemos pensar?



[1] Masas alienadas de su condición de humanidad: es decir, por ejemplo, de su libertad incondicional ly natural a interpretar cada uno por sí mismo la realidad o los hechos individuales o sociales, sin necesitar la narración ficcional  que acompaña los hechos al ser ‘contados’ por aquel que posee la “voz” dominante.
[2] ¿No hay otro calificativo? Ahhh ¡si!: participación  en mafias  y corrupción en lo concerniente a las droga y al tráfico de personas y de armas –sin el tráfico de armas sería difícil la proliferación en de tal elemento en la sociedad.
[3]  Consideramos que aunque haya enseñanza, no basta para que haya buena enseñanza. Además  hay muchos argentinos aunque ingrese  al sistema educativo del Estado no realiza aprendizajes significativos y constructivos.
[4]  Porque siempre, donde hay un sólo privilegio, en cualquier situación, hay  exclusión y  desigualdad.
[5] En algunos casos, la discriminación  se generaliza y pasa ya a niveles de estupidez increíbles, cuando se discrimina a las personas que escuchan determinada música, o visten de manera determinada, o viven en regiones especificas, es decir, se pasa a considerar  malvivir a escuchar música, vestirse y tener una vivienda donde se pueda.
[6] Lo que es “exclusivamente para pocos”, no es para los demás, para los muchos, que son excluidos.
[7]  Usando una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de algún significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Un texto de mierda

Todorov en La conquista de América
dice “Yo, soy otro”; en este caso,
también puede decirse:
“Yo, soy él; nosotros somos ellos”.

Los pobres de hoy no tienen códigos. Frase singular. En ella, a primera vista, se lee un vago recuerdo de que una vez hubieron pobres que eran diferentes. Una común argumentación de esta opinión es que los pobres “de antes” respetaban “el barrio”. “Nos respetaban el culo”, por ende y correlación, “respetaban nuestra mierda”, ¿qué mierda? La mierda que los definía como pobres.
“No “molestaban” en la zona dónde vivían, no salían robar y a drogarse a la vuelta de la esquina donde vivían -No- A eso, iban a otros lados. Salían a otros lados, fuera de mi vista”. No importa dónde. NO. A la gente, sentido común entre medio, que opina así, no le importa dónde ni a quién. Sólo le importa su trasero. Su mierda. Nuestra mierda.
“Hoy, se drogan en la cuadra, y molestan o roban al vecino, o en el barrio”.
¿Qué es esto? Claramente, quién opina así, ejerce y, en sus frases hay, un olvido y un recuerdo. Recuerdan un pasado “mejor”, una mierda más coqueta, “menos peor”, en donde, como se dijo, los pobres respetaban el barrio.
Pero, también, hay un pequeño olvido: la historia.

Los pobres de hoy no son los mismos pobres de ayer. Pasaron años, no sé el tiempo exacto, pero no es lo central, en este caso y dónde quiero llegar, el paso temporal, sino el cambio social. Es decir, la sociedad es la misma, pero no es la misma en tanto, por ejemplo, hay otras condiciones de pobreza que hace 20 años, o 30 o 34. Una vida de tiempo; una vida joven, pero vida, al fin, pasó. Y la sociedad vivió esa vida, y esas modificaciones. Y qué modificaciones.
El terrorismo de Estado implantó una, en su momento, nueva estrategia económica, el neoliberalismo, que no dejó de ser la vieja: el capitalismo. Esta estrategia nueva, dejó, en pocas fuertes palabras, a los pobres más pobres y a los ricos más ricos, y no quiero ser aguafiestas, pero lo sigue haciendo, ya que, hasta donde yo sé, no se abolió ni el capitalismo ni el neoliberalismo en Argentina. El neoliberalismo, por decirlo así, rápido y al pasar, es el capitalismo radicalizado, la ideología liberal reafirmada al mango .
Pero a su vez, los pobres fueron siempre los pobres, y gran cantidad de esos pobres “de antes” los siguen siendo hoy, es decir, los pobres de hoy son los mismos pobres de ayer.
Entonces, ente los pobres del pasado que lograron sobrevivir hasta el presente, hay unos pobres diferentes, con otros códigos (que no “sin códigos”). ¿Qué quiere decir esto? Que viven la pobreza de otra manera; viven una pobreza, un abandono, una indiferencia, y una violencia probablemente mayores que antes, en tanto que el quiebre es mayor, como en Los ojos de los pobres de Baudelaire, pero con la diferencia de que, ahora, un par de siglos después, los pobres no son tan boludos, y no se quedan sólo mirando, a través de la ventana, comer o beber hasta el hartazgo al que sea: eso los hace “malos y sin códigos”. Estos no vivieron “como los pobres con códigos viejos” “el mito de oro” de los pobres, donde siendo pobre aun se puede tener esperanza de mejorar. La sociedad no es homogénea en “valores”: los sectores sociales llamados marginados construyen sus propios códigos, no nos sorprenda que sea el “sálvense quién pueda, y cómo pueda”, y los construyen en relación con los demás sectores, que influyen en la formación de estos códigos: si la “clase media o pequeña burguesa” se hubiese interesado, en su momento, por lo que pasaba en la villas con tanto desempleo y opresión, quizás no se hubiese radicalizado la brecha social, que es lo que provoca los cambios en los valores.
Los pobres de hoy no vivieron esa sociedad que les inculcó valores como “no robes en el barrio porque te quemás y después te pueden negar la mano que una vez necesites, o un plato de comida”. No. Estos pobres, no vivieron eso, sólo viven e incorporan en la cotidianeidad de la calle –la cual sobre todo educa, y su educación es más profunda que cualquier otra-, la desconfianza para con el ajeno, entendido como un “no yo” o “un culo no mío”, la indiferencia, y a esto se suma el no tener ni siquiera esa mínima seguridad de tener una casa, aunque básica (4 chapas en vertical y 1 en horizontal) que te proteja del frío, de la soledad, de la lluvia, y de “la otredad”. Una pertenencia, una familia. Ah, quizás sea bueno aclarar que el tener padres no significa tener una familia; o mejor, a veces una familia puede ser de mierda, y me adelanto en el texto, muchas veces no es la familia misma la que se construye como mierda, sino que lo es por ser parte de una mierda más grande. Más arribita escribí unas líneas sobre neoliberalismo.
Y esto, de las modificaciones de la sociedad, de los distintos valores o códigos, ¿se refleja en otro lado?
Por supuesto, se refleja en la gente de mierda que habla de los ‘negros’ (o pobres) de mierda. Esa gente, es al mismo tiempo, de la misma manera, producto del neoliberalismo y claro, del capitalismo. El neoliberalismo implica una cosmovisión particular, que, hoy pienso, puede ser definida de la siguiente manera: “mirá tu mierda, pensá que es sólo tuya, y cuidala, mientras nadie te joda, podes estar tranquilo, sentíte seguro de tu mierda, y criticá y- desinterésate por- el feo olor de la de los demás, de la del otro. Y sobre todo, no pienses de dónde sale la mierda: dala por hecha, dala por dada”.
Quiero aclarar que esta gente de mierda, aunque es producto del neoliberalismo de la misma manera que los pobres de mierda, también y sobre todo, lo es de otra manera muy diferente: esta gente es la que “mantiene” al sistema de desigualdades, la que se deja explotar (nos dejamos) por el patrón, sea patrón Privado o patrón Estado: el obrero o empleado municipal (o del Estado, profesor, docente, auxiliar etc.) también produce plusvalía, el trabajo estatal también cosifica, aliena, paga una porción de dinero por el entero del trabajo de un empleado.
¿Saben que significa empleado? Usado, utilizado, ser sirviente.
Usar significa hacer servir una cosa para algo, pero, también, gastar, consumir, exprimir, aprovechar. Utilizar significa: aprovecharse de algo: el ser humano en el capitalismo es una cosa, y es aprovechable; peor aún, sólo económicamente aprovechable y como aprovechable, descartable. Servir es estar sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone; del servir a la servidumbre hay poco trecho, y estas van de la mano con el no pensar, sobre todo, no pensar cómo se construyó la mierda. ¿Piensa qué está comiendo el que come en Mc Donald cuando come allí? Pero, ¿qué rico no? ¿Piensa por qué tiene su casa, su auto, su ropa? Pero ¿qué rico no? ¿Piensa quién quedó afuera de la casa, del auto y de la ropa, y de la pobre hamburguesa del Mc Donald? ¿Qué rico no?
Buen, el dejarse (dejarnos) explotar les (nos) da unas monedas, las que les (nos) dan la libertad para que puedan (podamos) ser propietarios e individualistas, y verse (vernos) y sentirse (sentirnos) diferentes a, mejores a y más honestos que “los otros”: Como dice Charly: “hay un montón de espejos en la feria de la cuidad (...) nadie ve en ellos realidad”.
Volviendo al hilo central y sin irme por los soretes, perdón, las ramas, recordé a Nietzsche, y divagué un poquito. A veces, del divagar, como del arte, quizá se patentiza una verdad Heideggeriana: Explicación de la gente de Mierda: Pensé que si el fundamento de la vida de esta gente es que nadie “la joda”, que no la molesten los demás con sus problemas o formas de vida o mierdas ajenas, si para ellos lo mejor es “cada uno con lo suyo, y cada uno con su culo y su mierda”, el fundamento de su vida, podría decirse que, es poder cagar tranquilo, por ende, su dios es la mierda.
Dicho esto, digo que esta gente de mierda que se jacta de tener “otros valores”, estaría bueno que piense un poco más profundo y se de cuenta de que lo que cambió no fueron sólo los códigos, sino tambien la realidad social, y que si hay pobres que no respetan al barrio es por que quizás “los barrios” (la sociedad, nosotros, ellos, aquellos, todos) no los respetaron a ellos primero, y los dejaron ser pobres, los dejaron, los olvidaron, como se olvidan de la historia. Pero, repito, en esta sociedad se promueve el no pensar, consumir [se], y vivir sin pensar. Promueve “pensar en nada”, citando a León.
No justifico que estos pobres no se den cuenta o no piensen que en un barrio diferente la gente “no tiene” la culpa de las desgracias ajenas, tan ajenas como lejanas se ven desde el punto de vista de los que tienen su casa para dormir y una cama para hacer el amor en paz; pero!, si como intenté demostrar, una vez más entre tantos miles de escritores que lo intentan, en esta sociedad neoliberal se promueve el no pensar, el ser indiferente, el mirar sólo su trasero, por ende, mirar para atrás sin ver el pasado, ni ver por donde se camina, ni hacia dónde se va, y entre todo esto: “¡qué barrio ni barrio; dame las zapatillas! (y capaz siento lo que es tener seguros los pies, segura el alma, y por medio de tus (ahora mías) zapatillas siento lo que es tener una familia, una casa, y puedo cuidar mi mierda y criticar, desinteresándome por, la del otro)”.
Sí, señores: Unos y otros, nosotros y ellos, somos los mismos, porque estamos en la misma sociedad de mierda construida por todos nosotros y nuestra mierda: De nuevo charly nos dice: “Pero hay otros espejos, que no son de vidrio cristal, que no se encuentran lejos, que todos los pueden mirar”. La mierda del otro se refleja en la mía, y ese es un reflejo real, no la mentira de que mi mierda es más linda. De todo esto algo bueno, todos estamos más cerca que lo que reflejan las imágenes de los espejos de vidrio cristal de los medios masivos.

Espero que este texto de mierda no les haya parecido tan mierda. No se sienta usted, lector, tan mierda tampoco, a lo mejor, es sólo que estoy sacando afuera un poco la mierda que llevó dentro, un poco de mierda intelectual, me estoy purgando, para estar más limpio y más liviano. Yo, como una parte de la sociedad, nosotros y ellos, viendo nuestra mierda, tal vez, nos decidimos a confeccionar nuestro propio y singular papel higiénico. Pero la Mierda es como el Poder, siempre emerge aunque la persigas para eliminar su lazo subyugante. Lo que habla de nuestra buena voluntad, aunque también de que nunca alcanza y que es necesario vivir, conciente y dialécticamente, con la sopapa en la mano, para que la mierda no nos siga tapando.
Nosotros somos esta gente de mierda, pero también somos los pobres o los negros de mierda. También somos este texto, que quiere dejar de ser mierda, pero no olvidándola, sino, haciéndola dialéctica. Sí. Una mierda dialéctica, o mejor, varias. Varias mierdas con distinto olor, pero del mismo culo. Un culo plural y en primera persona. Nosotros, la sociedad.


martes, 29 de junio de 2010

Libro Pastor Luna de Eduardo Gutiérrez (Rovira Editor) para Descargar.




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Esta novela de Eduardo Gutiérrez ya era casi inhallable,espero que asi no se pierda y facilite l tarea a alguien que la necesite... salute!!



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lunes, 8 de marzo de 2010

Ningún ser humano es ilegal

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Grecia Anticapitalista demuestra su rabia Marzo 2010

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la Grecia de l@s de abajo camina hacia la resistencia

Si la Grecia de los de arriba camina hacia el neoliberalismo salvaje, la Grecia de l@s de abajo camina hacia la resistencia

Atenas, 5 de marzo

Grandes manifestaciones se realizaron el 4 y 5 de Marzo en Grecia, dando una primera, inmediata y dinámica respuesta a las medidas salvajes neoliberales que impone el gobierno socialdemócrata griego a la sociedad de l@s abajo, bajo las condiciones de la Comisión de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Medidas que la sociedad de los de arriba aplauden, pidiendo en adelante más mano dura.
En Atenas ayer, 4 de marzo, de nuevo despertamos con el ruido del helicóptero dominando sobre la ciudad. Y así siguió hoy también. Las portadas de los diarios salieron en negro o en blanco con un solo titular destacando: “3 de Marzo: Una fecha que nunca olvidaremos”… “Olvidamos hoy la Grecia que conocíamos”…. “Estado de guerra”….”Grecia se hunde”….

Un día antes, el primer ministro de Grecia había anunciado el nuevo paquete (el tercero en dos meses) de medidas económicas de tan salvaje orientación neoliberalista que desde los años de Thacher no habíamos escuchado en toda Europa. Medidas que condenan a la mayoría de la gente a una vida precaria.

La gente, que ya por cuatro meses enteros, día a día, minuto a minuto, está siendo bombardeada – desde todos los espacios del poder: gobierno, medios masivos de comunicación, intelectuales del poder, instituciones europeas….– con mensajes de miedo que intentan imponer la impresión de que “todos estamos en el mismo barco y el barco se hunde, así que no respiréis los de abajo… cada respiro puede resultar fatal….”…..en tanto la gente, superando su miedo, salió a las calles para pronunciar un claro y rotundo “NO” a la medidas ya impuestas.

Explicar en unas líneas lo que pasa en Grecia los últimos meses es imposible. Pero lo que puede alguien decir con total seguridad -simplificando las cosas, que son muy complicadas- es que si en los últimos meses dominaba el olor a miedo en el aire, ayer y hoy los vientos esparcían y difundían por la calles de Grecia el olor de la rabia… mucha rabia, rabia justa.

La manifestaciones de ayer -respuesta inmediata, dinámica, espontánea y organizada por los sindicatos de base, organizaciones de izquierda y del espacio anarquista- inundó nuestros corazones con la esperanza de ese “aquí estamos, aquí estaremos y resistiremos a sus planes de destrucción de la vida, de nuestra vida”.

Hoy, Grecia estaba en pie. La huelga que apenas ayer convocaron los sindicatos paralizó el sector público y privado: escuelas, universidades, hospitales, ministerios, transportes públicos, aeropuertos, bancos, fábricas y tiendas, estaban cerradas.

En la gran manifestación en la plaza central de Atenas, desde el primer momento la gente ha mostrado su rabia: no aguantando la hipocresía de los líderes de los sindicatos oficiales, ha atacado, echándole de la manifestación, al líder de la GSEE (Confederación General de los Trabajadores de Grecia). La policía atacó la concentración en la Plaza de Sintagma pero la gente, improvisando, se reunió de nuevo en una marcha hasta el Ministerio de Trabajo. En su camino por las calles centrales de Atenas, la manifestación aguantó los ataques de la policía, obligándoles en muchos casos -y en confrontaciones cuerpo a cuerpo-, a retroceder y retirarse los cuerpos Especiales de la Policía.
La marcha se dirigió al Ministerio de Trabajo donde la gente intentó entrar rompiendo las puertas. La policía, en su papel de siempre, inundó el centro de la ciudad con lacrimógenos y gases tóxicos, aunque sin conseguir disolver la manifestación que siguió su camino con ataques “selectivos” contra bancos, multinacionales, tiendas de lujo y cámaras de seguridad, volviendo otra vez al Parlamento.

Y muchas más manifestaciones se realizaron en otras ciudades de Grecia. En Salónica los enfrentamientos con la policía duraron horas.

Las manifestaciones de ayer, así como el éxito de la huelga general del 24 de febrero y la marcha de las 60.000 personas (el reportaje completo sobre la marcha y la huelga del 24 de febrero lo pueden ver en: http://grecia-libertaria.blogspot.com/2010/02/les-aplastaremos-con-nuestras-manos.html), señalan con fuerza que la rabia no puede manipularse por ninguna campaña mediática. Bajo la presión de la gente y la indignación social generalizada entre l@s de abajo, los sindicatos oficiales se vieron obligados a convocar una nueva huelga general para el próximo 11 de marzo.

Mientras tanto seguirán durante toda la semana próxima huelgas en varios sectores del empleo público, convocadas por diversas Asociaciones Sindicales.

Sin duda, el neoliberalismo encuentra grandes impedimentos en Grecia. Si la Grecia de los de arriba camina hacia el neoliberalismo salvaje, la Grecia de l@s de abajo camina hacia la resistencia. Si la Grecia de arriba tiene como arma el miedo y la represión, la Grecia de abajo tiene como mejor autodefensa la rabia, la dignidad y la lucha.
E.M

extraído de
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/caminando/3225?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+EnlaceZapatista+%28Enlace+Zapatista%29

PARA MEJOR INFORMACIÓN:

http://grecia-libertaria.blogspot.com/2010/02/les-aplastaremos-con-nuestras-manos.html

martes, 26 de enero de 2010

José Saramago - El 'factor Dios'

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En algún lugar de la India. Una fila de piezas de artillería en posición.
Atado a la boca de cada una de ellas hay un hombre.
En primer plano de la fotografía, un oficial británico levanta la espada y
va a dar orden de disparar. No disponemos de imágenes del efecto de los
disparos, pero hasta la más obtusa de las imaginaciones podrá 'ver' cabezas y
troncos dispersos por el campo de tiro, restos sanguinolentos, vísceras,
miembros amputados. Los hombres eran rebeldes.
En algún lugar de Angola.
Dos soldados portugueses levantan por los brazos a un negro que quizá no
esté muerto, otro soldado empuña un machete y se prepara para separar la cabeza
del cuerpo. Esta es la primera fotografía. En la segunda, esta vez hay una
segunda fotografía, la cabeza ya ha sido cortada, está clavada en un palo, y los
soldados se ríen. El negro era un guerrillero
En algún lugar de Israel. Mientras algunos soldados israelíes inmovilizan a
un palestino, otro militar le parte a martillazos los huesos de la mano derecha.
El palestino había tirado piedras.
Estados Unidos de América del Norte, ciudad de Nueva York. Dos aviones
comerciales norteamericanos, secuestrados por terroristas relacionados con el
integrismo islámico, se lanzan contra las torres del World Trade Center y las
derriban. Por el mismo procedimiento un tercer avión causa daños enormes en el
edificio del Pentágono, sede del poder bélico de Estados Unidos. Los muertos,
enterrados entre los escombros, reducidos a migajas, volatilizados, se cuentan
por millares.
Las fotografías de India, de Angola y de Israel nos lanzan el horror a la
cara, las víctimas se nos muestran en el mismo momento de la tortura, de la
agónica expectativa, de la muerte abyecta. En Nueva York, todo pareció irreal al
principio, un episodio repetido y sin novedad de una catástrofe cinematográfica
más, realmente arrebatadora por el grado de ilusión conseguido por el técnico de
efectos especiales, pero limpio de estertores, de chorros de sangre, de carnes
aplastadas, de huesos triturados, de mierda.
El horror, escondido como un animal inmundo, esperó a que saliésemos de la
estupefacción para saltarnos a la garganta. El horror dijo por primera vez 'aquí
estoy' cuando aquellas personas se lanzaron al vacío como si acabasen de escoger
una muerte que fuese suya. Ahora, el horror aparecerá a cada instante al remover
una piedra, un trozo de pared,una chapa de aluminio retorcida, y será una cabeza
irreconocible, un brazo, una pierna, un abdomen deshecho, un tórax aplastado.
Pero hasta esto mismo es repetitivo y
monótono, en cierto modo ya conocido por las imágenes que nos llegaron de
aquella Ruanda- de-un-millón-de-muertos, de aquel Vietnam cocido a napalm, de
aquellas ejecuciones en estadios llenos de gente, de aquellos linchamientos y
apaleamientos, de aquellos soldados iraquíes sepultados vivos bajo toneladas de
arena, de aquellas bombas atómicas que arrasaron y calcinaron Hiroshima y
Nagasaki, de aquellos crematorios nazis vomitando cenizas, de aquellos camiones
para retirar cadáveres como si se tratase de basura. Siempre tendremos que morir
de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las
peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar. Una de ellas, la
más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella
que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en
nombre de Dios.
Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han
servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han
sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de
monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más
tenebrosos capítulos de la miserable historia humana. Al menos en señal de
respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las
circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los
creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen
iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un
nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un
día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real. A cambio
nos prometía paraísos y nos amenazaba con infiernos, tan falsos los unos como
los otros, insultos descarados a una inteligencia y aun sentido común que tanto
trabajo nos costó conseguir.
Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo
respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha
permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más
horrendo y cruel.
Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una
organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que
deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso
connubio pactado entre la Religión y el Estado contra la libertad de conciencia
y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la
herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra
herejía significa.
Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha
existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para
colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego
justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria,
mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva
York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la
voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de
terror y sangre las páginas de la Historia.
Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se
deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el `factor
Dios´, ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor
de ella. No es un dios, sino el `factor Dios´ el que se exhibe en los billetes
de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados
Unidos, no la otra...) la bendición divina. Y fue en el `factor Dios´ en lo que
se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade
Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra
las humillaciones.
Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde
ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos,
pobres dioses sin culpa, ha sido el `factor Dios´, ese que es terriblemente
igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la
religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las
puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo
que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un
hombre acabó por hacer del hombre una bestia.
Al lector creyente (de cualquier creencia...) que haya conseguido soportar
la repugnancia que probablemente le inspiren estas palabras, no le pido que se
pase al ateísmo de quien las ha escrito. Simplemente le ruego que comprenda, con
el sentimiento, si no puede ser con la razón, que, si hay Dios, hay un solo
Dios, y que, en su relación con él, lo que menos importa es el nombre que le han
enseñado a darle. Y que desconfíe del `factor Dios´.
No le faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es uno de los más
pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá
demostrándose